miércoles, 6 de mayo de 2015

A PROPÓSITO DE LA DIMENSIÓN 2.7



A PROPÓSITO DE LA DIMENSIÓN 2.7
Sobre Fractal de Pablo Lacroix y un agenciamiento político de la fractalidad.
Yaxkin Melchy


I. Incluso si todo, no hay nada

Es cierto que un libro de poesía permite hablar sobre muchas cosas, más allá del contenido asequible a primera vista, el libro de poesía tal como el libro de ciencia contiene preguntas. Leer se trata entonces de interrelacionar nuestras búsquedas, en el caso del libro de poesía se trata de percibir también los hallazgos que se van entramando como una música teórica, rastros, surcos de una conciencia.




La imagen fractal es una presencia tibia, así se anuncia ésta frase en los primeros versos del libro, rodeando a un aro. Como una especie de inscripción en el umbral, yo me pregunto a qué podría referirse la tibieza de una figura geométrica, cuál es el gradiente posible de las estructuras matemáticas, quizá sea ésta la clave de los fractales, esa tibieza que no nos da una exactitud que los defina, sino otro umbral. Sin embargo esos gradientes de la matemática de los espacios fractales nos permite traducir la naturaleza. A través de una estructura de organización de lo irregular los fractales son los traductores de esas fracturas que llamamos montañas, costas, árboles. Desde que aparecieron como objetos matemáticos y geométricos asistimos a la traducción geométrica y matemática de los cuerpos crecientes y decrecientes: el área de una nube que se diluye o un copo de nieve que se expande, o el tamaño de las costas deslavándose y ganando terrenos.

Dentro de estas traducciones, que generaron la dimensión fractal, también podríamos decir que por su estrecha vinculación con los cuerpos vivos lo fractal es tanto una manera de percibir como también una manera de sentir, esto es que hay sensaciones fractales dentro de las cartografías del arte, la religión y la poesía. Para sentir el fractal sólo se requiere sentir las formas enigmáticas de lo autosimilar, de la replicación que nos pierde como unidad en progresión.

Los fractales se visualizan matemáticamente al quitar el segundo segmento de tres en que dividimos el segmento entre el 0 y el 1, los dos segmentos restantes vuelven a sufrir ese despojo, y así hasta una infinidad de escalas, es lo que se conoce como conjunto de Cantor. Los fractales son así agujeramientos paradójicos, y monstruos geométricos como los caracterizó Poincaré.




Conjunto de Cantor
“Incluso si todo, no hay nada”[1]


Quizá una de las maravillas de los fractales sea la autosimilaridad que los caracteriza, esto es que “toda parte, por minúscula que sea, contiene la información del todo[2]. Esta galería de formas fractales que recopiló Benoit Mandelbrot las observó también en las formas de la naturaleza, lo que nos devuelve de nuevo a un vértigo micro y macrocósmico, en el que las formas fractales se repiten tanto en las arterias como en las galaxias, lo único cambiante son las escalas. El fractal entonces nos produce aquella sensación de bosque infinito, el clásico ejemplos es que observamos como la rama contiene la forma del árbol y el árbol a su vez ya contiene la forma del bosque. También muchas veces las percepciones de tiempo han sido acompañadas de fractales, si un segundo puede durar un siglo, y un siglo puede durar un parpadeo, el tiempo no existe sino como un devenir de una dimensión más que como una dimensión propiamente fija o relativa. Entonces el fractal nos acompaña desde siempre en conexiones con las revelaciones divinas y el mandala.




Árbol fractal



II. Fatal dirían otros Fractal diría yo

Podríamos subrayar que hay narrativas, y quizá poéticas sumamente fractales, o también visualizar la literatura como una figura en que todos los libros escritos quizá sean una forma fractal de un solo libro escrito, y todo aquello es un poco el modo de las cajas chinas en la escritura por ejemplo de Pablo de Rokha, o los temas presentes en las bibliotecas infinitas extraterrestres de HP Lovecraft. Sin embargo abordar el pensamiento de una figura de este tipo se ha vuelto más escaso en los libros de poesía reciente, y si bien el tema no deja de abrir en nosotros una fascinación al misterio en el caso del libro Fractal de Pablo Lacroix también se abre una herida y una desolación, un rugido del horror actual, y he ahí lo interesante, lo fractal tiene una dimensión política. Así que cabe distinguir que hay diferencia con respecto a obras que se valen de las formas fractales para generación de estéticas del lenguaje, no es ese el caso, la aventura del libro escrito por Pablo Lacroix se hace sentir más como un escenario político y afectivo sobre la fractalidad. El fractal de Pablo Lacroix viene dado por el sentimiento de origen “inalcanzable” que nos deja todo fractal porque no alcanza a ser figura, pero ese sentimiento no sería funesto sino se tratara de consentimiento al fractalizar en nosotros a la megaurbe, el capitalismo, y el poder. Así que Pablo nos revela el sentimiento fractal de otro cuerpo creciente que  traspasa o invade al cuerpo fractal que somos. Esa es la interdimensionalidad fractal que nos atropella. Por ello pienso que es cosa rara, un híbrido, el libro Pablo Lacroix que a través de sus páginas con poemas y trabajos visuales a cargo de Constanza Fox nos expone la cruzada política de la fractalidad sobre la vida humana, sobre el cuerpo humano, su tiempo, sus ciudades, y su libertad. Desde su inicio el lenguaje en Fractal se muestra en una estética de lenguaje repetitivo, pero roto, una suerte de grieta fractalizada que se intenta abrir sobre el poema como desafiando a la tierra unida. ¿Cómo es qué sucede esto, como es que Fractal nos habla de un cataclismo que después no dejará nada, cómo el fractal ha sido usado como vanguardia del arrasamiento? Primeramente Pablo desarrolla a través del libro varias características de esta figura fractal, una de ellas es el engaño al ojo, o la mente, que tiende a cerrar la figura de lo que no es más que una prolongación infinita de la línea hacia un área que nunca se llena o de la superficie hacia un volumen que nunca termina por desaparecer. Ésta es la primera delantera del fractal:

Parece canal que transmite señales
y las señales transmiten
de un tubérculo a otro

ni siquiera es un término al alcance del hombre

... 


Aunque suene reiterativo La Imagen Fractal es un sitio que se expande y contrae como el universo La Imagen fractal tiene un solo principio / Como el universo / Ser un sitio en constante expandir y contraer Aunque suene reiterativo así es La Imagen Fractal


Que el fractal se comporte como un monstruo del engaño, es una característica bien estudiada como la podemos encontrar en la esponja de Menger que es una superficie fractal que parece existir en la tercera dimensión, pero que paradójicamente mientras el fractal crece en superficie el volumen contenido dentro tiende a desaparecer.



Esponja de Menger, a partir de la alfombra de Serpiensky.

Geométricamente el fractal posee su propia dimensión, para la esponja ésta es la dimensión 2.72 que es más que la de una superficie, y menos que la de un volumen aunque es cierto, el fractal sugiere que hay ese volumen, se rodea de él, la esponja se contamina del aura de una dimensión a la que tiende, por eso se dice que el fractal deviene… Este devenir de los espacios fractales, Deleuze-Guattari lo abordan como un modelo matemático del concepto de espacio liso en contraste, y en constante intercambio, con los espacios estriados:


¿Podría darse una definición matemática muy general de los espacios lisos? Parece que los "objetos fractales", de Benoit Mandelbrot, van en esa dirección. Son conjuntos cuyo número de dimensiones es fraccionario o no entero, o bien entero, pero con variación continua de dirección. Por ejemplo, un segmento en el que se sustituye el tercio central por el ángulo de un triángulo equilátero, repitiendo a continuación la operación en cada uno de los cuatro segmentos, etc., hasta el infinito, según una relación de homotecia, —un segmento de este tipo constituirá una línea o curva infinita de dimensión superior a 1, pero inferior a la superficie (=2)—. Parecidos resultados pueden obtenerse por agujereado, suprimiendo "bahías" a partir de un círculo, en lugar de añadir "cabos" a partir de un triángulo; de igual modo, un cubo que se agujerea según el principio de homotecia deviene menos que un volumen y más que una superficie (es la presentación matemática de la afinidad entre un espacio libre y un espacio agujereado). También, aunque bajo otras formas, el movimiento browniano, la turbulencia, la bóveda, celeste, son "objetos fractales"[3]

Para Pablo Lacroix como también Deleuze-Guattari el asunto de los espacios lisos o fractales en el caso del tema del poema es que también corresponden a modelos de otra índole, en el fondo son hábitos, agenciamientos que un cariz político. Por un lado lo fractal o espacio liso se puebla por lo nómada, o se va dejando estriar por el asentamiento, sin embargo una sociedad que deviene fractal sería aquella que pasa casi indiscernible por el medio mientras construye “más que una línea, menos que una superficie” una sociedad nómada que es más que un camino y menos que un estado nación, sería el caso de las caravanas. Por otro lado, dentro del sujeto que se (de)forma en la sociedad, la fractalidad también tiene que ver con un devenir del cerebro humano, tanto física como visualmente aún intuimos que existe una realidad fractal a través de la alucinación, o las intensidades que nos genera la naturaleza, ya sea la selva el bosque o  los hielos, esa forma de ver el mundo es como una suerte de mandala, se convierte así el individuo en algo que se habita como una serie de galerías. En el caso del ojo y las percepciones sabemos también que éstas conocen por fractalidades, la visión es el ojo deviniendo a lo que puede en el movimiento ver. Volviendo al libro de Pablo vemos que esos tipos de poblamientos ya han sido suplantados, e invadidos por un poblamiento fractalizado y nómada pero que está unido a una posterior geometría cristalizadora, al juicio del capitalismo, una caravana que anuncia la muerte.

Pensar que todo nació por un punto por una imagen un símbolo una ilusión pequeña pensar que todo alguna vez fue tan pequeño como las medallas de Benoit Mandelbrot pensar que fue tan pequeño como la imagina­ción de un hombre y ahora se expande y contrae en su multiplicación sorda en esa cualidad morbosa de La Ima­gen Fractal que define al gran engaño que instala los terrenos vacíos en los terrenos del hombre en la imaginación del hombre que es tan pequeña no como La Imagen Fractal que comen­zó en un punto y ahora no termina

Como en el caso de los hongos tibetanos que comienzan a crecer en el cerebro de las orugas, estos terminan controlándolas y zombificándolas hasta que maduran como parásitos y la oruga muere. Entonces aparece frente a nosotros en Fractal un fractal maligno, un fractal parásito que no es sino la máquina exploradora de una máquina de exterminio que después de encontrar las galerías del cuerpo humano, de la mente y del espíritu no hará sino verter sus mandos, sus órdenes, sus juicios. Que en última instancia conducen al exterminio individual.

Caminaste sonámbulo por tantos años
Caminaste en silencio por los trazos de la nada
Caminaste por la nada
Caminaste por la nada y los trazos de la edad

Pablo plantea que estamos contaminados en este asunto fractal así que más allá de escribir con imágenes románticas sobre una estética naturalista, los fractales también han de considerarse lisamente desde su lado diabólico, como una suma de máquinas de guerra de un germen político instaurador. La cuestión del crecimiento fractal como agente canceroso viene dada por su descontrol, pero la ilusión que éste genera viene dada por el control que opera como engaño de las percepciones:

TIC TAC las voces reclaman eternamente
y eternamente alguien o algo se ríe de nosotros
porque ese alguien es un mito
una ilusión o un simulacro


El libro de Pablo Lacroix, revela que nuestra actual forma de alienación se encuentra en su nivel más primario por algo que no reparamos, la simplicidad geométrica y matemática de la autosimilitud, es por esa figura que  el capitalismo se reproduce hasta las escalas microcorporales, y es donde la máquina capitalista no es sólo el Estado fascista o los partidos Narco-políticos, sino el logro de una similitud en nuestras escalas de individuo, osea que se entrometen hasta en los sueños, la imaginación y el lenguaje… Pablo Lacroix muestra que lo fractal es la metáfora de una compleja máquina que podríamos decir vive a través de cada uno de nosotros en este mundo, horadando el tiempo de cada quien y también su cuerpo, creándonos no sólo las vestimentas sino también los esqueletos. Lo fractal va calcificando las rutas sinápticas, en pos de una materialidad de pantalla digital, creciente y dirigida a un solo tipo de interactividad: comprar. La imagen del cerebro humano se parece a la de esos hormigueros, que en videos de Youtube[4] usuarios muestran como les vacían aluminio hirviendo para desenterrar luego una estatua metálica, un esqueleto fractal pero inerte, un hormiguero en el que las hormigas ya han desaparecido, ésa es la imagen mostrada en Fractal.

Cada vez que La Imagen Fractal se apodera de un hombre
queda irrenunciablemente un terreno vacío
Cada vez que La Imagen Fractal se apodera de una mujer
queda irrenunciablemente un terreno vacío
porque así es como trabaja La Imagen Fractal
vaciándonos

Esto hace que la sensación que nos produce el libro sea de horror, pero también de iluminación sobre el reparo de que ese vertido es también una forma de lenguaje:

Esa habilidad tan valiosa de ocultar el miedo
de decirnos “tranquilos, todo estará bien”
Esa habilidad tan valiosa de ocultarnos el miedo
es una de las habilidades más terribles de La Imagen Fractal

Y más adelante:

VOMITAR EN SIMULACRO PARA LUEGO TRAGARLO Y VOMI­TARLO Y TRAGARLO PARA LUEGO VOMITAR Y TRA­GARLO EN SIMULACRO Y VOMITARLO OTRA VEZ

Eso, es lo que se llama la vida que propone la globalidad neocapitalista. La fractalización del Jefe, del Estado, del Publicista, para uso de una violencia que multiplica sus líneas del control y su superficie, hasta el grado en que deberíamos contar nuestros intestinos y pulmones dentro de las superficies del Mercado. Esto es que hay una forma de vida la que se apodera de otra. No son el mismo fractal, se tratan de dos fractales, el segundo un fractal parásito, agresivo y suplantador cuya cartografía “moderna” demasiado tarde se nos revela ya como una tierra arrasada.

No hay señal positiva en esta geografía inhóspita
como tampoco hay señal que nos indique el camino
La conexión está perdida / el sentido terminado
No hay vía de escape en este plano desierto

….

En cada desagüe hay una zona muerta
En cada retina hay una pérdida de señal
En cada mirada hay un bloque de concreto
Levantas una piedra y olerá a costra
Levantas tu mirada y una piedra es el camino
Levantas la tierra y aparecerá otro Fractal
Lo Fractal es la tierra
La Imagen el camino
El camino la retina
de esta zona
M U E R T A


III. [Bienvenido a lo imposible]

Fractal es un libro que muestra lo delirante de las obsesiones capitalistas en su fractalización, la estética del libro, a su vez produce ese efecto de lo autosimilar de sus versos que nos refuerza ese extraño sentir del loop. Fractal se convierte en una crítica poderosa a eso que a veces solamente llamamos cotidianeidad. Al mostrarnos el trasfondo de esa cotidianeidad a través de las palabras y la participación oral de éstas, genera Fractal una puesta en escena sumamente (in)fluyente, que abre brechas críticas en lo que hacemos, y decimos y somos cuando nos conformamos con la pérdida de nuestros espacios de libertad. La modernidad, nos lo recuerda el libro, se vale de los fractales para el cumplimiento de su ejercicio obseso e inhumano: el campo de exterminio.

Todo campo de exterminio tiene su límite
y toda imagen tiene un borde que podemos cortar
                                                                                              Aunque no sabemos cómo


Si algo nos deja pensando la lectura de Fractal es cómo escapar a ese cesto de mimbre en que caen nuestras acciones, cómo disolver esa trama flexible que nos envuelve como un ropaje y que nos calcifica y se llama cotidianeidad, rutina, realidad e Internet. Una de las claves está en la naturaleza del problema. Esta fractalidad moderna no viene dada por nuestro nacimiento sino que es un fractal adquirido y que luego nos impide reencontrarnos con el otro fractal que sí viene en nosotros: el del nacimiento constante. Sin embargo el dilema no es el de una cuestión de modernidad versus el retorno al tiempo pasado, sino que deberíamos expulsar todo aquello invasor a nuestra propia modernidad, y en ello hay que despertar un sentimiento de repulsión hacia el algoritmo monstruoso, y en su revés sentirnos los programadores del universo.

Así como el amor de las moléculas
La Imagen Fractal apela a su producción
pero esta vez solo por mitosis
esta vez solo por repetición y engaño
porque el gran engaño de La Imagen Fractal es figurarnos
diferencia
otorgarnos libertades
posibilidades y garantías
que terminan siendo esa meiosis falsa
ese espejismo que nace de la primera molécula
y termina en la última / donde nunca va a terminar /
para así dar empuje a lo que hace tanto comenzó
el llamado amor de las moléculas

Así que la lucha que nos presenta Fractal es con y contra la fractalidad, mejor dicho contra una fractalidad falsa, meiótica, clónica que no da cuenta de nuestros cuerpos diversos. El revés es que también nosotros somos seres fractales, la poesía, da cuenta de que a través del arte fractal nuestros dedos son sensibles de otros dedos y así hasta tocar los umbrales de una piel cósmica en que podemos sentir las ondas de lo continuo, esa es la imposibilidad de tangencia con las cosas que tocamos a diario. La tercera característica de los fractales es su no tangencia, y en ellos se parecen a la fascinación del lenguaje que en realidad nunca toca nada, pero a través de él sentimos las cosas presentes y las manejamos y creamos, y eso demuestra que la realidad de la cual somos parte ocurre como parte de una máquina de fractalidades subentendidas, sobre conjurada por buena medida por el pensamiento laminar de lo cuantificable. El trabajo, el tiempo y el cuerpo se cuentan entre los laminados de esa máquina de explotación llamada capitalismo, pero que a su vez extiende sus raíces allí donde ella no puede laminarse a sí misma. Pensando en la poesía como algo que es otra fractalidad, una fractalidad del lenguaje que se canaliza y hace fluir las ondas del idioma a través de su discurso, encontramos el contrafractal poético, uno que otorga sentidos y que como el libro Fractal denuncia a aquél invasor. 


REPENSAR EN SIMULACRO ENTENDER EN SIMU­LACRO ASOCIAR EN SIMULACRO INVENTARSE EN SIMULACRO RECREARSE EN SIMULACRO CON­FORMARSE EN SIMULACRO CONSTITUIRSE EN SIMULACRO VIVIR EN SIMULACRO SENTIR EN SI­MULACRO MANIPULAR EN SIMULACRO ENTRAM­PARSE EN SIMULACRO PERMUTAR EN SIMULACRO TRANSFORMAR EN SIMULACRO PROSTITUIR EN SIMULACRO GANGRENAR EN SIMULACRO ESCRI­BIR EN SIMULACRO LEER EN SIMULACRO PERDER EN SIMULACRO PERDERSE EN SIMULACRO CRUJIR EN SIMULACRO LLORAR EN SIMULACRO RESPIRAR EN SIMULACRO CAMINAR EN SIMULACRO TRABA­JAR EN SIMULACRO Y VIVIR Y PENSAR Y RECREAR Y CORREJIR Y ENTENDER Y RECREARSE Y VOMITAR EN SIMULACRO PARA LUEGO TRAGARLO Y VOMI­TARLO Y TRAGARLO PARA LUEGO VOMITAR Y TRA­GARLO EN SIMULACRO Y VOMITARLO OTRA VEZ


Parece imposible que casi perdidos podamos aún fabricarnos una segunda piel, un extraño disfraz que lo cambie todo, pero esa idea pervive aún en el arte cuando éste se realiza con la otredad, cuando se convierte en una piel que incuba, quizá sea eso la nueva fractalidad recreadora de nuestra especie, no más ni menos, ni fuera ni dentro, sino un lazo comunicante con los fractales antiguos y futuros. Fractal abre la interrogante por ese devenir que permita nuevamente una comunicación y una economía con los fractales del planeta, para que el planeta a su vez devenga fractalidad en el universo y dejaríamos entonces de ver el espacio como un cuerpo vacío que debemos conquistar. Ésa imposibilidad es el reto de abrir el paréntesis y conocer el indudable tatuaje, todo aquel universo lleno de seres a través del ojo fractal de la singularidad.




Mandelbulb spirals. KrzysztofMarczak.
Digital Art / Fractal Art 2009-2015



Bibliografía:

Pablo Lacroix, Fractal, Chile: Ajiaco Ediciones, 2015. México: Premio Interamericano de Poesía Navachiste Jóvenes Creadores. Navachist Ediciones, 2015.
Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil Mesetas, Valencia: Pretextos. 2008.




[1] George Cantor apud Ricardo Kubrusly. “Conjuntos de Cantor” en  Instituto Gauss de Matemática.  13 de Abril de 2011 16:10. http://www.igm.mat.br/aplicativos/index.php?option=com_content&view=article&id=564:cantor&catid=85:extras
[3] Gilles Deleuze y Félix Guattari, “Lo liso y lo estriado” en Mil Mesetas, Pretextos, p. 494.

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